viernes, 15 de mayo de 2009

Entre los árboles


Ese fin de semana tuve la suerte de ser invitado a uno de los balnearios más exclusivos de Lima. Uno de mis ex-compañeros de pupitre me agregó en la lista de los que yo podría llamar elegidos. No todos tienen este privilegio.

Tuve un placentero viaje en el auto de mí hermano quien me hizo el favor de llevarme hasta mí destino.

Durante el viaje nos detuvimos en un grifo. Tomamos una gaseosa.Reímos por la letra de una cumbia que sonaba en el minicomponente de una persona.El sol radiante se reflejo en nuestros dientes. Las cumbias normalmente tocan temas que tienen que ver con el desamor. Ni a mi hermano ni a mí nos preocupaba ese espinoso tema (gracias a Dios).

Hasta que llegamos a nuestro destino. Un lugar donde suele ir la clase alta social limeña. Yo no me considero parte de ella pero conozco gente que si lo es.

Agradecí a mi acompañante y me despedí de él. Le dije: "Ve con cuidado, te llamo en un hora"

El lugar era elegante pero sin descuidar el estilo playero. Palmeras, vigilantes en pantalones cortos, casas con terrazas en la azotea y piedrecillas en lugar de asfalto.

El dueño de casa me recibió amablemente. Puse mi equipaje en un dormitorio donde habían varias camas. Parece que los dueños de las casas de playa siempre se preparan para recibir una cantidad considerable de personas. Los propietaros disfrutan compartiendo sus viviendas con los demás.

Una vez en la arena uno de mis mejores amigos tomó la decisión de colocar la sombrilla. Unos se instalaron debajo de ella y otros fuera.

Tomamos una primera ronda de cervezas. Estaban muy heladas. Eso era bueno. Nada mejor que una en el punto máximo de congelación durante el período de calor.

En ese momento la temperatura llegó al punto más elevado que suele llegar en esta época del año.Los veraneantes angustiados tomaban por asalto las aguas de nuestro litoral. Algunos lo hacían sólos, otros con la enamorada de turno y los más osados con una tabla hawaiana.

Yo me dediqué a reposar sobre una toalla que me había comprado hace dos semanas exactamente.

Mientras descansaba escucha murmullos, olas que reventaban y carcajadas. En realidad no trataba de conciliar el sueño pero sí de descansar un poco. Es por esto que el ruido del ambiente no me molestaba.

Mientras estaba boca arriba dejándome achicharrar por el astro rey inicié un examen de conciencia acerca de la semana que había culminado. ¿Estudié lo suficiente?, ¿ Dí todo lo que puede en mi trabajo?

En ese momento decidí poner punto final a mí examen de conciencia.

Me puse en pie y empecé a observar a la gente. Los deportes que hacían, con que frecuencia ingresaban a darse un chapuzón y si practicaban la lectura o no.

De repente ví un rostro familiar. Era José Luís Rivera y Piérola (socio y director creativo de Circus). Yo todavía pensaba que vivía fuera del país. Supe que Leo Burnett lo había enviado a trabajar a la sucursal en Miami y que había manejado cuentas como Mc Donald´s, Sonny Ericsson, Samsung, Toyota, Nissan y Visa. Sentí intriga. ¿José Luís estaría trabajando en el Perú nuevamente?, eso sería genial. Más premios publicitarios para el Perú. Luego me enteré a través de algunos medios locales que él es socio y director creativo de Spectacular Holistic Circus, la agencia liderada por el extraordinario creativo publicitario peruano Juan Carlos Gómez de la Torre. Sin duda se ha formado una dupla letal.

Gracias a José Luís el Perú obtuvo el primer León de Oro en Cannes. La justa más competitiva en el rubro publicitario mundial. Fue en 1999 gracias a un magistral e inteligente comercial. El motivo del spot era “Arbolito”.

El cliente que en este caso recurrió a los servicios de Leo Burnett de Perú fue Procter & Gamble. El producto era el detergente para ropa usado por miles de amas de casa peruanas Ace.

La pieza para la televisión consistía en lo siguiente: Un ama de casa llegaba al jardín de su hogar con una batea de ropa después de haber sido lavada. El cordel para tender está unido entre una parte de la casa y un árbol. La señora remueve el árbol y lo mueve de su sitio. Alarga la distancia entre el árbol y el otro punto donde está el cordel.

Lo que transmitía el comercial es que Ace ahora viene con diez por ciento más en el contenido. Si duda una forma muy sencilla de comunicar el beneficio de un producto.

Gómez de la Torre y Rivera y Piérola ya están calentando motores para barrer con todos los premios de cuanto festival publicitario se les ponga al frente.

Quisiera compartir con mis distinguidos lectores la creación de José Luís Rivera y Piérola. Una forma muy profesional de hacer publicidad.




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